Cuando
me desperté, no sabía dónde estaba. La noche anterior me había acostado en mi
cama, pero ahora no me encontraba allí, sin embargo no me preocupaba, ya que el
lugar me resultaba extrañamente familiar. Era una enorme cúpula hecha de
cristal limpio por la que trepaban enredaderas. A unos diez metros de mí, había
una puerta también de cristal con los contornos de forja, era un sitio
majestuoso. Lo que más me sorprendió fue la chica que había sentada en el
centro de la sala, era igualita a mí y llevaba un vestido morado con falda de
tul que combinaba con una larga capa verde la cual parecía abrigar más de lo
necesario. Me acerqué a ella y me dijo:
-
Hello "V"! No esperaba visita, ¿cómo tú por aquí?
-Hola,
¿quién eres?
-Oh...Por
favor...me ofendes-dijo con aires de superioridad-Soy la mejor amiga que jamás
podrás tener ¿es que no me reconoces?
-Eres
demasiado parecida a mí...pero no me suenas en absoluto.
-Soy
Postulans, tu parte crítica y exigente, la perfeccionista y calculadora, la que
se enfada y pasa a postura defensiva a la mínima. ¿No te suena? Estoy todo el
día en tu cabeza llamándote fracasada, torpe... Sin mí no harías las cosas ni
la mitad de bien, ¿qué digo? ni siquiera las harías, con lo vaga que eres.
-Ah
claro, creo que ya voy entendiendo que pasa aquí ¿eres tú la que me presionas
para no comer?
-Ja
ja ja ja-soltó una enorme carcajada-Ay ¡pero qué estúpida eres! Esa es Tenuis,
cada día está más delgada esa chica, y cómo te vea aquí se va a enfadar y va a
obligarme a que te insulte más. Es la que lleva todo el percal ahí arriba-dijo
señalando a mi cabeza.
-Espera,
espera ¿significa eso que estoy ahora mismo en mi cabeza?-estaba
confundida-¿cuántas sois aquí?
-Pues
claro tonta del bote, ¿dónde sino?-volvió a reírse-Antes éramos dos, Bonitatem
la pirada y yo, después llegó Tenuis y todo cambió.
-¿Quién
es Bonitatems? ¿Qué pasó?-¡Pum! Sonó un portazo a lo lejos, parecía venir de un
anexo de la cúpula que no lograba ver.
-Seguro
es Tenuis que se dirige al gimnasio, llegará el día en que le dé un chungo y no
se levante. Será mejor que nos vayamos, mantengamos en secreto tu llegada lo
máximo posible, es una controladora empedernida ¡UNA HISTÉRICA! Te cuento todo
por el camino.
Acto
seguido, nos dirigimos hacia la gran puerta de cristal. Al lado de esta había
una pequeña mesita con una bandeja que sostenía lo que parecía ser un plato
lleno de regaliz negro.
-¿Quieres
tontita?-me ofreció Postulans-Venga anda que Tenuis no te ve, aprovecha ahora
que puedes.
-No
gracias, no me gusta el regaliz-mentí.
-Ya
claro, y a mí no me gustó que entraras en Psicología a la primera.
Después
de esto abrió la puerta y nos adentramos en un bosque con un camino de tablas
de haya que se abría paso entre los árboles. De ellos colgaban marcos de fotos
de distintos momentos de mi vida, así como objetos que o bien no recordaba o
tenían gran significado para mí. Andamos en silencio.
Comenzaba
a comprender qué estaba pasando. Me había despertado en mi cabeza, recibida por
Postulans la cual era mi parte crítica. También estaba por allí Tenuis, supongo
que mi parte obsesionada con el peso y la imagen, y que se había hecho con el
poder. Faltaba Bonitatems, a la cual aún no había visto y empezaba a dudar que
siguiera visible.
-No
seas tímida, my friend. Pregunta whatever you want-esa intervención de
Postulans me pilló desprevenida, así que me sobresalté y casi caigo sobre el
árbol que sujetaba mi ejemplar de "Alicia en el País de las Maravillas".
-Bueno,
está bien ¿en qué parte exacta de mi cerebro estamos?
-No
está bien que yo lo diga, pero a veces eres graciosa ¿sabes? Tú siempre tan
ambiciosa. No te diré el lugar exacto, mi ética no me lo permite. Hay
científicos que llevan años trabajando para encontrar donde estamos o si
existimos en los cerebros de las personitas. No te creas que ahora vas a llegar
tu aquí por pura potra y te vas a enterar de qué punto del cerebro es este. Ni
hablar, vamos...
-Vale
vale, tengo otra pregunta-la interrumpí-¿Cuál es la historia de este sitio?
-¡Ay
bien! siempre he querido contarla. Claro que pensé que sería a alguien más
interesante que tú...-Puse los ojos en blanco-¡qué original! Te la contaré
igualmente.
“Todo
comenzó cuando naciste, Bonitatems llevaba el mando en aquella época porque
tenías que explorar el mundo y bla, bla, bla. Ella era la poderosa durante tu
infancia porque tu entorno tampoco me dejaba actuar demasiado sabes, eran unos
pesados todo el rato animándote. Pero por la razón que sea, a medida que
adquirías más autonomía y tenías más inquietudes e ilusiones, comenzamos a
trabajar en equipo tú y yo. Me escuchabas mucho en aquella época, pero yo no te
insultaba tanto, ya sabes, no era legal y eso (la coalición con Bonitatems no
me lo permitía). ¿Te acuerdas del premio de lectura en primero de primaria? No
me quiero atribuir todo el mérito, pero en fin…la que vale, vale ¿no?
JAJAJAJA-me dio un golpe en el hombro y continuó con su historia.
Tu
infancia fue totalmente normal, te querías bastante la verdad, era cómo
¡córtate un poco tía! Y bueno, yo consiguiendo que fueras una buena estudiante,
delegada de clase, crearas exitosas campañas de navidad… y Bonitatems
ayudándote a hacer buenos amigos y a divertirte con tus hobbies tampoco
incitábamos a lo contrario.
Pero
luego llegó la adolescencia y Bonitatems comenzó a enfermar, sabía que algo
malo pasaría. Los refuerzos a tus conductas aparentemente normales y válidas,
eran todos negativos, no sabíamos qué hacer y la situación se nos fue de las
manos (DEJASTE EL KARATE INCLUSO). Tratamos de ponernos en contacto con los que
llevan las cabezas de tu entorno cercano, pero los de tus “amigas” eran gente
inepta, y los de tus padres y hermana, a pesar de los esfuerzos parecía que te
permitían aguantar pero no lo suficiente. Bonitatems se debilitaba y yo tenía
cada vez más poder, de ahí que tu estuvieras cada vez más agobiada y triste, y
tus metas fueran cada vez más altas e irrealizables. Tía, que ahí tu autoestima
estaba por los suelos, vamos qué fuerte.
Pero
un día, el profesor de Educación Física os mandó un trabajo que consistía en
hacer un acondicionamiento físico, y tú recordaste que el deporte tranquilizaba
bastante y te lo tomaste muy en serio, por cierto Bonitatems seguía enfermando.
No
tuvo que pasar mucho tiempo para que llamaran a la puerta de la cúpula, era una
niña super hiper mona: muy rechoncha y chiquitita, tenía unos mofletes
adorables y parecía muy simpática, aseguró que había sido enviada para
ayudarnos así que la dejé pasar sin consultar con Bonitatems. Con el tiempo me
di cuenta que la niña no comía como nosotras, ni dormía como nosotras, además
hacía mucho ejercicio. Estuvo como unos tres meses únicamente mandándote cartas
para ver si querías verla, decía que si no estabas dispuesta su plan no
funcionaría, y tú parecías resistirte pero ella estaba segura de que acabarías
cayendo porque “al fin y al cabo la perfección es irresistible” así que siguió
preparándose.
En
aquella época de preparación, Tenuis perdió muchísimo peso, su figura se volvió
alargada y puntiaguda, como si hubiera envejecido desprendía un aire de
tristeza pestilente y contagioso…
-A
ver Postulans, me estás diciendo que a pesar de que no la conocíais y de que se
había transformado en algo más cercano a lo terrorífico que a lo agradable
¿SEGUÍSTEIS DEJANDO QUE ME AYUDARA?
-¿Perdona?
Una vez que algo entra aquí solo TÚ señorita patética, puedes echarlo. Es más
ni siquiera habría llegado a la puerta de la cúpula sin tu permiso. Así que mantén
la boca cerrada y escucha el resto. Además no sabía qué hacer, te volviste una
persona difícil pringada, me pedías mucho trabajo ¿sabes? Estaba agotada. En
fin, continúo con la historia.
"Poco
antes de que empezara el peor verano de tu corta vida, me hice muy amiga de
Tenuis. Siempre me halagaba y como Bonitatems, cada vez peor, salía menos de su
habitación, yo necesitaba hablar con alguien de mis problemas. Un día, Tenuis, alegando que Bonitatems ya no estaba en posesión de plenas facultades y me veía
muy agobiada, sugirió que ella tomaría el mando. Pero a mí me gustaba tener mi parte de
poder, soy muy ambiciosa, así que me dio esta capa tan bonita y me hizo segunda
de mando. A partir de ahí todo se fue al garete.
Con el comienzo del verano, Tenuis comenzó a pasarse todo el día en “la
habitación de charla” hablando contigo, así estuvo tres meses sin parar. Luego
dejó de ir durante un mes porque decía que “se estaba volviendo demasiado obvio
muy rápido” y tú no querías continuar, que necesitabas una ayudita. Para ella
lo único que podíamos hacer era encerrar a Bonitatems para que su enfermedad no
interfiriera en el asunto. La verdad es que lo vi un poco radical, pero decidí
probar, no la he visto desde entonces.
-¿Dónde
está Bonitatems? Quiero verla, ella puede ayudarme ¡Tienes que ayudarme a
encontrarla!-grité, y una bandada de notas musicales-pájaros salió volando de
entre los árboles.
-Sí
vamos, no pienso ayudarte, Tenuis me encerraría también, tiene todo el control
porque TÚ se lo has dado. Después de que encerrara a Bonitatems, ya tuvo todo
el control y comenzó tu decadencia Martita pavita. Insultar era legal, y tú
sabes lo que me pierde exigir el máximo.
-Pues
iré yo sola, estoy en mi cabeza. Se supone que conozco esto, no tiene que ser
tan difícil.
-Allá
tú, seguro que sin mis consejos fracasas.
-Adiós,
Postulans-le di la espalda y seguí mi camino, pero antes…-Sabes, antes me caías
mejor, me ayudabas más. Deberías haber sido más competente señorita exigencias,
el insulto es la razón del que razón no tiene, y tú me los has lanzado como si
no tuvieran un precio.
Tras
dejar a Postulans con cara de ofendida, me dirigí hacia la parte del bosque que
parecía menos interesante, aquella en la que los árboles no tenían hojas y faltaban algunas tablas en el camino.
Deduje que Bonitatems no estaría en un sitio precioso o acogedor. Efectivamente, tras unos quince minutos de caminata llegué a una horrible construcción sin
ventanas con forma de cubo llamada “museo de las inseguridades”. Intenté entrar
pero estaba cerrado, así que teniendo en cuenta que estaba en mi cabeza, y por
lo que Postulans decía yo podía hacer y deshacer cosas allí, decidí que la
puerta del museo estuviera abierta. Y mis deseos se hicieron realidad.
Al
entrar me encontré con una gran sala cuadrada con las paredes cubiertas de
puertas a lo largo y ancho, y escaleras portátiles amontonadas en el centro
para llegar a las puertas más altas. Las puertas tenían cada una un letrero, me
di un pequeño paseo para ver que ponía en algunos: “compañeros persiguen a
"V" por la calle y tratan de meterla en una caja ante la mirada de sus
amigas”, “V" cambia de bachillerato porque se agobia demasiado y no puede
seguir”, “Amigas de la infancia consideran que "V" debe cambiar sus gustos y
forma de ser para encajar”, “V" se declara culpable”… Si pegabas la oreja a
las puertas, se podía oír una representación del momento que se leía en el letrero,
la cual se repetía en bucle.
La
puerta que quedaba en frente de la de entrada era de color negro y amarillo, y
no era de madera de roble, sino de acero inoxidable. En el letrero se podía
leer: “lugar de descanso de la abominable Bonitatems”. Al intentar abrir me di
cuenta de que estaba cerrada, así que usé mi mente para abrirla, y lo conseguí.
Lo
que me encontré al cruzar el umbral, me partió el corazón. Una habitación en la
que únicamente había una cama y una mesilla sobre la que descansaba una bandeja,
estaba iluminada únicamente por la luz de una bombilla. Sentada en la cama, una
niña de unos seis años con las ropas sucias, el pelo enredado y la mirada
triste que se centraba en el vacío, no se había percatado de mi presencia.
-Hola
¿Bonitatems eres tú?
La
niña me miró y corrió hacia mí para abrazarme. Le devolví el abrazo que duró
casi un minuto y acto seguido cerró la puerta muy apurada.
-¿Te
has recuperado sin mi ayuda? Sabía que podrías. Pero ¿cómo es que estás en tu
cabeza? Y Postulans ¿qué tal está? ¿Ya se ha ido Tenuis? ¿Puedo salir?-me
apisonó con sus preguntas.
-Uno,
no me he recuperado aún, pero estoy en proceso creo. No sé cómo he llegado a
estar dentro de mi cabeza. Postulans está normal aunque desorientada, y Tenuis
está en el gimnasio. Sobre lo de salir…vamos a sacarte de aquí, pero antes
cuéntame qué has estado haciendo todo este tiempo aquí encerrada.
Nos
sentamos en la cama y comenzó a hablar. Mientras me contaba lo que había
pasado, daba la impresión de que tenía más edad de la que aparentaba, parecía
una adulta con un discurso muy bien formado.
-No
es posible buscarle un gran lado positivo al tiempo que he pasado aquí, la
verdad-comenzó-El invierno pasado ni siquiera podía levantarme de la cama, hubo
un tiempo en que dejé de hablar porque me dolía hacerlo, y cuando lo hacía tú
no me escuchabas. Era inútil. Pero últimamente he conseguido gritar: Por
ejemplo, cuando después de comer tu madre te ofrece una onza de chocolate,
siempre grito ¡A POR ELLO! Y tú te la comes, pensé que te ayudaría.
-Claro
que me está ayudando.
-Sabes
"V", solo tú puedes ayudarme a salir de aquí, y solo si tú quieres Tenuis se
irá. Solo tú tienes la llave para que yo pueda volver a “la habitación de
charla” ¿es que no quieres ser feliz?
-Sí,
aunque la verdad es que con no sentir malestar y culpabilidad el 100% del
tiempo me conformo. Estoy…
-Estoy
harta de ser mi propia enemiga, bla, bla, bla…-nos sorprendió una voz
Me
giré para saber de quién provenía y la vi. Aquella conocida como Tenuis estaba
allí parada mirándonos, juzgándonos, siendo ella. Si tuviera que describirla
utilizaría la palabra lástima, estaba consumida y sus pómulos parecían pinchar,
sus rodillas sobresalían como dos esferas sin envoltorio suficiente. Su pelo
estaba apagado y sin vida, era yo, era el “ideal” que yo quería conseguir, y
mis contrarios pensamientos me asustaban.
Por
una parte estaba orgullosa de ella, pero por otra tenía ganas de llorar, de
hacerme una bolita y quedarme en una esquina.
-¿Qué?
¿A qué estoy estupenda? Esto no hay onza de chocolate que te lo de-me dijo
Tenuis.
-No,
no, no. Eres una mala persona-me intimidaba demasiado y se echó a reír.
-
¿Y qué vas a hacer? ¿Echarme? ¿Es que quieres que me marche?
-Sí,
bueno no lo sé, al menos podría hacerte más pequeña.
-"V" debes echarla, así no puedes seguir.-Recordé que Bonitatems estaba en escena.
Estaba
literalmente atrapada en mi propia cabeza, mis distintos yoes acechándome a la
espera de una respuesta clara. Notaba el sentimiento de victoria en Tenuis y la
cara de decepción de Bonitatems clavándose en mí como repetidas puñaladas no
tan inocentes. Las veía venir y no podía defenderme. Tenuis habló:
-A
ver, pongámoslo así. ¿Se puede saber a quién vas a echarle la culpa ahora de
todos tus fracasos? ¿De todos tus retos no intentados? ¿De todos tus objetivos
no alcanzados? ¿Y de todas aquellas cosas que empezaste y nunca terminaste? Ya
no tendrás a “tu trastorno” para eso.-Acto seguido añadió-Además nunca has sido
lo suficientemente delgada, no sé cómo te atreves a considerarte de las
nuestras.
-¿Puedes
al menos dejar de controlar por un segundo?-Dijo Bonitatems-Intenta ver qué
pasa.
-No
puede olvidarme y deshacerse de mí sin más y lo sabéis, ambas-Contestó Tenuis.
-No
pido que te olvide, solo que no deje que acapares toda su atención, que se
permita ser feliz, es algo que todos merecemos, incluso tú Tenuis. Podemos
convivir todos aquí.
Bajo
mi punto de vista, había llegado el momento de hablar y mostrar mi perspectiva,
al fin y al cabo yo era la aludida.
-Como
si todo fuese tan fácil. Siento que en un futuro habré dejado de intentar
controlarlo todo y no le tendré miedo al regaliz. Por alguna razón sé que solo
yo puedo conseguir eso, pero no sé cómo, esa es la verdad. Sé que no lo intento
lo suficiente, pero no sé como intentarlo más y esperar que mi vida pueda
seguir como si nada.
Continué:
Hay veces que todo es más fácil y puedo hacerlo, pero nunca el tiempo es suficiente (sea por estrés o más presión en otras áreas). Ojalá hubiera alguna
poción mágica, ojalá supiera el final.
Pero
qué triste es, que aún no lo sé,
ni
siquiera el final de esta historia puedo tener.
Falta
algún paso intermedio…pero ¿cuál es?
Tal
vez perdonarme, o aprender a vivir en la culpa,
En
el frío.
♥ Ci vediamo presto my friends ♥
Marta